REDES PÚBLICAS
Las redes sociales son la nueva frontera en el territorio de la libertad, las oportunidades y los nuevos negocios.
Un mundo que es también la base de una nueva forma de participación política y de ciudadanía. En la actualidad es impensable una ciudadanía plena sin acceso efectivo y real a las nuevas formas de comunicación social ligadas a Internet. Por eso orientaré mi intervención desde el punto de vista del derecho al acceso, porque no debemos confundir derechos con servicios ni ciudadanos con consumidores.
Ya sólo esta aproximación debería legitimarnos, cuando menos, el interés de las instituciones públicas: las redes públicas, la infraestructura previa al acceso, constituye la garantía de un derecho de participación política y no sólo la puerta a una serie de servicios que generen más o menos bienestar. Las infraestructuras básicas de telecomunicaciones, como los colegios electorales, de entrada no son un ámbito exclusivo del mercado. Como liberal creo que los mercados conforme tienden a la competencia perfecta tienden también a la eficiencia en la asignación de recursos. Pero los derechos individuales de los ciudadanos son otra cosa, no pueden ser dejados al mercado y mucho menos a mercados controlados por pocos agentes porque lo que define a los derechos fundamentales es que son inalienables, no son objeto de intercambio.



